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Camino a las pinturas, en las cresterías del fondo. |
La pintura rupestre esquemática se encuentra sobre superficies rocosas, normalmente en covachas (abrigos) y paredes al aire libre. Representan figuras de factura esquemática, es decir, que simplifican las formas de elementos reales (humanos, animales y objetos), aunque es frecuente que se trate de representaciones abstractas de ideas, generalmente con motivos de tendencia geometrizante. Las pinturas de La Calderita forman parte de este fenómeno cultural, que tiene una extensa difusión en la Península Ibérica y otras áreas próximas. En Extremadura el arte rupestre esquemático es muy frecuente, y concretamente en la provincia de Badajoz encontramos abundantes ejemplos en todas las cresterías cuarcíticas que se levantan sobre la penillanura. Tal es el caso de las próximas sierras de Hornachos y de Oliva, el Cerro de la Culebra en Alange, las sierras de La Gragera y de San Serván; es decir, el conjunto de sierras centrales de las que forma parte la sierra de Peñas Blancas.
Las estaciones de pintura rupestre no eran lugares de asentamiento y, por lo general, carecen de referencias sobre los grupos humanos que las produjeron, ya que no pueden asociarse a restos arqueológicos, construcciones o elementos funerarios. Esta circunstancia hace difícil concretar su cronología. No obstante, existe un consenso generalizado entre los investigadores, que están de acuerdo en datar estas pinturas entre finales del Neolítico (IV milenio a.C.) y la I Edad del Hierro (I milenio a.C.). Es decir, que presentan una antigüedad de entre 5.500 y 2.500 años aproximadamente. Los grupos humanos que las produjeron, por lo tanto, desarrollaban ya una economía plenamente productiva a través de la agricultura y la ganadería, aunque seguían explotando los recursos del medio a través de la caza y la recolección. Las pinturas de La Calderita probablemente se enmarcan principalmente en la Edad del Cobre o Calcolítico (III milenio a.C.), periodo en el que se produjo la primera ocupación humana extensiva del territorio extremeño. De esta etapa prehistórica se documenta un gran número de poblados en Tierra de Barros, como los de La Pijotilla (Badajoz) y Palacio Quemado (Alange). De este momento es también el conjunto funerario de Huerta Montero (Almendralejo), asociado a un poblado próximo. Estos poblados calcolíticos tienen una clara vocación de control y explotación de la tierra, por lo que suelen presentar estructuras defensivas (murallas). La ocupación más próxima a La Calderita de esta etapa es el Cerro Alanjón, en la confluencia de los ríos Matachel y Guadiana. Se trata de un cerro dominante que cuenta, además de con un alto valor estratégico, con un extenso territorio arable en la zona de la vega. A los usos agrícolas se añaden los ganaderos, pues aquí se documentan restos de cabra, oveja y cerdo, complementando sus recursos económicos con la caza (ciervo). En el II milenio a.C., durante la Edad del Bronce, los grupos humanos se caracterizaron por una mayor complejidad, dando lugar a la consolidación de las jefaturas. Los poblados fortificados se establecieron entonces en enclaves más elevados, con mayor potencial estratégico para el control del territorio y de sus recursos minero-metalúrgicos, cuyo ejemplo más destacado en nuestra zona es el próximo Cerro de La Culebra (Alange). Las pinturas de La Calderita son el reflejo simbólico de los modos de subsistencia y de la organización social de estos grupos humanos, asentados en lugares de amplia visibilidad y control de pasos naturales, particularmente la conexión entre Tierra de Barros y las Vegas del Guadiana.
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Grupo de alumnos en el abrigo de La Calderita. |
Los pictogramas presentan distintos grados de abstracción o simplificación de los rasgos, y en general las figuras se caracterizan por su rigidez y esquematismo, con pocos detalles narrativos. En el estudio de las pinturas rupestres esquemáticas generalmente se establecen tres tipos de representaciones: antropomorfos (figuras humanas), zoomorfos (figuras animales) e ideomorfos (signos abstractos y de factura geométrica). Entre los primeros en La Calderita hay numerosos ejemplos: figuras masculinas y femeninas de tipo ramiforme (eje vertical cruzado por trazos horizontales, simulando el tronco y las extremidades respectivamente) y otras de tipo triangular (con dos o tres triángulos inversos y superpuestos). Entre las figuras zoomorfas se distribuyen por varios de los paneles distintos ejemplos de cuadrúpedos del tipo pectiniformes (un trazo horizontal y varios verticales, recordando a un peine). Los ideomorfos están representados por tectiformes (formas reticuladas que se asocian a mapas, construcciones o trampas), soliformes (sol), puntos y digitaciones.
Panel con antropomorfos, zoomorfos y geométricos. |
Detalle de varios antropomorfos ramiformes. |
Este debate puede que no tenga conclusión, pero debemos seguir preguntando. Mientras tanto, es fundamental que entendamos la importancia de conservar las pinturas del Abrigo de La Calderita.
Ver la publicación en hoylazarza.es (noviembre 2015)
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