Muchos medios de comunicación se empeñan estos días en presentar la caída del Muro de Berlín como un acontecimiento descarnadamente festivo, alegre y desprovisto de "memoria histórica". Parece que esa memoria tiene un límite más grotesto aún que el propio muro: detrás (antes) del muro no había nada, parecen querer decirnos. No hubo causas, no hubo antecedentes, no existían interrelaciones. Nos lo explican a la antigua usanza: la generación espontánea, es decir, no nos lo explican.
¿Es que no fue un puro límite físico que respondía a las barreras psicológicas entre dos concepciones políticas y económicas de la sociedad? ¿Es que el comunismo no existía? ¿Es que el capitalismo no presentaba pelea? La ciega perspectiva con la que hoy se celebra la caída del Muro dibuja a ésta como una especie de macrobotellón, donde todo el mundo se lo pasó bien, pero cuya resaca nubla el recuerdo.
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Soldados de la RDA vigilan el sector ruso, en Friedrichstrasse, mientras un grupo de obreros trabaja en la construcción del Muro. Foto de archivo de diciembre de 1961. Corbi. Entradas relacionadas: El Muro de Berlín.
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